domingo, 20 de enero de 2008

A construir un nuevo Movimiento para la Democracia y la Justicia Social.

Hacia un Chile democrático, solidario, justo y sustentable

Por una Nueva Mayoría ciudadana y popular

A construir un nuevo Movimiento para la Democracia y la Justicia Social.

Amigos y Amigas; Compañeros y Compañeras:

Estamos hoy aquí para invitarlos a iniciar un camino, para que juntos avancemos en la senda de la unidad y la construcción, como tantas veces en nuestra historia lo ha sabido hacer el pueblo: sin mezquindades, sin otra aspiración que la felicidad colectiva, la realización humana, la participación democrática y la superación de las condiciones de vida de nuestro pueblo. Un camino en el que nadie sobra y que se construirá en un proceso vivo, dinámico, de lucha social y permanente debate, fraternal y democrático.

Somos chilenos y chilenas pertenecientes a diversas organizaciones sociales y fuerzas políticas, de distintas matrices ideológicas y corrientes del pensamiento alternativo. Hombres y mujeres de izquierda, independientes, autonomistas, chilenas y chilenos que hemos acordado responder y dar cuenta del clamor por la unidad que surge en los espacios sociales y hacer un llamado a construir un Nuevo Movimiento para la Democracia y la Justicia social, que retome la senda histórica del protagonismo político de las mayorías. Esa senda, ya recorrida en la resistencia inicial al conquistador español por Lautaro, Guacolda, Caupolicán y Galvarino; que más tarde se expresó en las guerras de la Independencia con Bolívar, Artigas, Rodríguez, Carrera y O’Higgins, pero principalmente por el pueblo, que puso por delante sus ansias de libertad ante la opresión española; encarnada en las grandes luchas del siglo XX forjadas por Luis Emilio Recabarren, que ensanchó los espacios democráticos con Pedro Aguirre Cerda, y permitió el triunfo del proyecto de la Unidad Popular encabezado por el Presidente Salvador Allende en 1970 y, que tras su derrocamiento, se hizo carne en la resistencia antidictatorial de millones de ciudadanos hasta principios de la década de los 90.

Tenemos la profunda convicción de que para cambiar el actual modelo y avanzar en la construcción de un país justo, solidario y democrático, necesitamos poner nuevamente a prueba nuestra capacidad creadora, inventar y desarrollar nuevas formas de trabajo social y político, que respeten la autonomía de las organizaciones sociales y no las instrumentalicen con fines partidistas, recuperando lo mejor de la histórica lucha de nuestro pueblo, restituyendo el ejercicio protagónico de la política para las mayorías y ampliando los espacios y formas de participación de miles de chilenas y chilenos, de hombres y mujeres, de jóvenes, adultos y adultos mayores, con quienes compartimos los mismos anhelos de una sociedad distinta, inclusiva, solidaria, diversa y democrática.

Cuando el mundo entero, y de manera extrema nuestro país, vive bajo el predominio del gran capital transnacional y financiero, que impone sus intereses contra los derechos de la mayor parte de la humanidad, haciendo incluso peligrar la preservación de la misma, se hace urgente que los chilenos superemos la frustración y el desencanto generados por los gobiernos de la Concertación, para comenzar a forjar un futuro distinto, en el que la felicidad y la dignidad de todos sea el esfuerzo, el sentido, el fin principal de la acción política y social.

Somos muchos los chilenos que pensamos que no es posible continuar soportando un modelo que resulta tremendamente injusto desde sus mismas bases, que nos impone una democracia limitada, que depreda nuestras riquezas naturales dando la espalda a la conservación medioambiental; que entrega dos tercios de la producción del cobre a las transnacionales; que ha convertido los derechos básicos, como la salud, la educación, la vivienda, la previsión y la cultura en fuente de lucro de unos pocos.

Somos muchos los chilenos que consideramos inaceptable la desvergonzada inequidad en la distribución del ingreso; que no aceptamos ni aceptaremos que la mayoría de los trabajadores reciba una remuneración inferior a $216.000; que una cantidad enorme de chilenos sobrevivan endeudados en más de siete veces su sueldo; que casi un millón de mujeres trabajen sin previsión ni salud; que seis millones de trabajadores no tengan derecho a negociar colectivamente; que casi la mitad de nuestros jóvenes de hogares más pobres no tengan ninguna posibilidad de trabajo; que sean todavía miles los que carecen de una vivienda digna donde hacer realidad sus sueños, convertidos en pesadilla por las deudas habitacionales; que millones de chilenos no tengan derecho a una efectiva representación y participación política, que han pasado a manos de una casta del poder construida por la derecha y las cúpulas de la Concertación durante estos últimos 17 años.

Tenemos que construir un Chile distinto entre todas y todos. En esta dirección los invitamos a construir este movimiento político-social independiente, que irrumpe en la vida nacional con espíritu unitario y constructivo, abriendo espacios al desarrollo de una nueva mayoría democrática capaz de recuperar para Chile su soberanía, su historia, sus recursos naturales y reconociendo en el pueblo a un activo sujeto social constructor de su propio destino.

Un Chile que se encuentre con las raíces que compartimos con los pueblos latinoamericanos, hermanándonos con sus luchas y sus esperanzas, hoy más vivas que nunca en los procesos de búsqueda de nuevos proyectos de desarrollo, que piensen el mundo desde nuestras propias realidades regionales, de la mano de la creatividad popular y la herencia histórica; procesos que surgen, no por casualidad, precisamente en momentos en que los EE.UU. y su política hegemonizante y neocolonialista prácticamente no conoce contrapeso, y opone el discurso guerrerista y la intervención militar a los intentos de soberanía que emergen desde los pueblos.

Un Chile en que las mayorías desplazadas de la acción pública recuperen la política, renueven sus formas, la saquen de los cerrados pasillos donde las elites toman decisiones cupulares y pongan las instituciones de la patria al servicio de sus necesidades y de un nuevo proyecto de país y sociedad, que represente los anhelos y necesidades de todos los que aspiramos a un Chile más humano, más amable, ambientalmente sustentable, solidario, con participación real y justicia social. Un Chile que logre, colectivamente, la democratización del Estado y la sociedad.

Para ello invitamos a los trabajadores y pobladores, a las mujeres y jóvenes, a los estudiantes, a los pueblos originarios, a los profesionales, intelectuales y artistas, a los adultos mayores, al Chile diverso y plural, a integrarse y formar parte de este proceso, que debe dar como resultado la conformación de este nuevo Movimiento, que buscará aportar en la tarea de hacer realidad una nueva mayoría democrática, popular y soberana para Chile.

Un Movimiento para democratizar la sociedad, para luchar por una Asamblea Constituyente que genere una nueva Constitución Política, que garantice la participación y la representación de todas y todos; el respeto pleno de los derechos humanos, económicos, sociales, laborales, culturales y ambientales; que asegure el control social sobre las autoridades electas; que cautele el interés de Chile y la soberanía sobre nuestras riquezas básicas y que nos coloque, en el plano internacional, actuando con plena independencia de los poderes económicos, financieros y militares que hoy dominan al mundo. Un movimiento que defina lineamientos económicos que prioricen el bienestar de las mayorías y la distribución equitativa de la riqueza, por sobre la mantención de la exclusión política y la concentración y centralización del poder económico que hoy predomina.

Un Movimiento que luche para que en Chile los frutos del trabajo, la creatividad y la inteligencia se distribuyan con justicia y en
beneficio de todos los chilenos
. Con salarios justos y estabilidad en el empleo; pensiones dignas para nuestros jubilados; cobertura de servicios, salud, vivienda y educación de calidad para todos, todos anhelos alcanzables con los enormes recursos y riquezas naturales que posee nuestra tierra, pero que actualmente nos son enajenados por las transnacionales y el poder financiero.

Un Movimiento que ponga en el debate el rol y el carácter del Estado, un Estado que anhelamos democrático y que debe garantizar los derechos de la infancia y una vida segura para todos y todas; que establezca el derecho al descanso, al tiempo libre, a la recreación y a la cultura; que levante las banderas del respeto integral a la diversidad, que asegure los derechos sexuales y reproductivos, la no discriminación y la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres; Un Estado que abandone la justicia “en la medida de lo posible”, castigando a los autores de violaciones a los DD.HH. y dando efectiva reparación a las víctimas.

Un Movimiento que luche por garantizar la sustentabilidad del modelo de desarrollo y el respeto a los equilibrios ambientales que deben ser la base de éste, y que asuma la responsabilidad con el futuro del planeta y de la especie humana.

Un Movimiento que bregue por hacer realidad la participación efectiva de la ciudadanía, por una verdadera descentralización que asegure recursos para el desarrollo regional, el reconocimiento de los pueblos originarios y sus derechos.

Un Movimiento que opine, que participe activamente en toda reivindicación social, que colabore en el avance hacia ese nuevo Chile que soñamos: un Chile más humano, más solidario y con mayor bienestar, un Chile que haga posible la felicidad de sus habitantes, y que sea generado desde la base social, con el protagonismo central de todos sus actores.

Un proyecto de cambio sin participación es inviable. Son los hombres y mujeres del Chile del Bicentenario los llamados a encarnar esta voluntad de avanzar, los llamados a impulsar nuevamente un proyecto político y social abierto a la integración de todos los demócratas, sin distinción, con igualdad de derechos y oportunidades para participar en sus definiciones políticas, programáticas y orgánicas, que esperamos desarrollar y discutir en la Asamblea Fundacional del Movimiento, que realizaremos durante el primer semestre del próximo año y que debe contar con la más amplia y plural representación de todos los chilenos y chilenas de dentro y fuera del territorio.

Es posible transformar, entre todas y todos, la mezquina realidad que nos imponen las cifras de los tecnócratas y las componendas de la clase política. Es posible mejorar las condiciones de vida de todos nuestros compatriotas. Es posible pensar, luchar y construir un país de mujeres y hombres felices, que tomen el presente en sus manos para convertirlo en un mejor futuro para todas y todos.

¡Hacia una Nueva Mayoría ciudadana, nacional y popular!

¡A construir un nuevo Movimiento para la Democracia y la Justicia social!

10 de Diciembre del 2007